lunes, 26 de junio de 2017

LA NADA EN EL EXPRESIONISMO ABSTRACTO: DE ORIENTE A OCCIDENTE.


Uno de los temas más interesantes con respecto a la representación, o la ausencia de la misma en el expresionismo abstracto es la manera plasmar la ausencia del yo, es decir la nada. La nada como concepto oriental, dista mucho de la concepción que se tiene de la ausencia en el mundo occidental. La diferencia principal se basa en la actitud vital y filosófica que adoptan las dos culturas.  La idea del no-yo en la tradición oriental siempre ha sido polivalente. En primer lugar, tenemos la concepción del no-yo como sujeto de elección de la moral. 

El no-yo puede funcionar como principio liberador del yo ordinario, al tratarse de un punto básico en la meditación y el ascetismo sin que ello lleve consigo consecuencias inmediatas en la moral cotidiana. Por el contrario, la idea del no-yo puede entenderse como recordatorio contra el egoísmo en las relaciones sociales.


Esta idea se convierte en clave a la hora de afrontar la superación del nihilismo mediante el propio nihilismo, cuestión que Nishitani había tratado en sus primeros ensayos, pero que trató especialmente en La Religión y la Nada. El filósofo, concluye que la finitud llega a ser final, y el mundo tendría que ser abarcado tal y como es, como un eterno retorno o el fundamento trascendental de la nada.

(Aquí te dejo un libro sobre el wabi sabi que te interesará)

Un artista que se relaciona de forma casi intrínseca con la concepción de la nada oriental es Mark Tobey mediante su pintura expresionista. El propio Tobey plantea en un texto la consciencia que iban tomando los americanos con la estética japonesa.


Los pintores japoneses adoptaron el término “abstracto” en sus textos, teniendo en cuenta los principios del zen: sencillez, claridad y profundidad. Pero para el zen esos principios no debían quedarse sólo en aplicaciones artísticas sino que debían aplicarse a la vida ya que eran expresiones del espíritu. El Japón antiguo descubrió que el contenido de una copa vacía era más atractivo que el de una copa llena, y lo hizo gracias a la práctica del taoísmo. Esto lo explica Mark Tobey mediante el ejemplo del círculo: “el círculo vacío liberado por la imaginación te permite alcanzar un estado mental que te descarga de la necesidad de tener en cuenta las ideas de los demás”. Para él, el arte japonés tenía dos características principales, la concentración y la consagración.
Principalmente comparará al arte occidental y oriental como si el primero centrara su interés por la masa y el segundo, por la línea.

Tradicionalmente la crítica se ha dividido a la hora de juzgar el orientalismo de Tobey.
Comencemos por la crítica de Watts. En Esto es Eso (This is It) el filósofo británico Alan Watts afirma que el pensamiento zen no puede ser aprendido, y reflexiona sobre el modo en que las teorías orientales han sido asumidas por el pensamiento occidental. El pensamiento zen, dice Watts, pretende sumergirse en lo inalcanzable, que es la mente, y por lo tanto en una búsqueda del despertar que es imposible de encontrar si se busca, y mucho más imposible de aprender con esfuerzo.

El pensamiento occidental mantiene una separación sistemática entre el hombre y la naturaleza y para arreglar sus problemas, a continuación, busca la reconciliación apoyándose en la cultura oriental y el zen. Los pasos que se dan suelen ser equivocados, para empezar, porque Occidente tiende a pensar que el zen está perfectamente comprendido en la cultura japonesa, cuando en realidad es de origen chino. Pero, sobre todo, porque no se comprende su esencia. De hecho, se trata de hablar del zen como la humanidad más pura. No se trata del ser humano como eje de control, como dueño y soberano, sino como ser que convive con su naturaleza y con la naturaleza exterior.

Alan Watts califica a la mayoría de seguidores del zen como “zen beats”. Entre ellos, menciona al escritor Jack Kerouac o al música John Cage. A este le dedica un elogio, por lograr romper el concepto tradicional de música occidental creando un espacio libre de formas y relaciones. Pero, al tiempo, lo ningunea al hablar del mismo, no como artista, sino como terapeuta.

Algo parecido, aplica a la pintura. El filósofo británico valora la textura rugosa de las pinceladas y la caligrafía, así como los esmaltes accidentalmente desparramados a la manera de los posos el té, siempre y cuando se consideren maravillas fortuitas, De modo distinto, describe las pautas de las vetas de la madera o de los músculos. De hecho, finalmente descalifica la obra de Tobey por considerarla puro garabato. Desde su punto de vista, el auténtico arte zen parte de accidentes controlados de manera que se escapa de lo puramente aleatorio para colocarse un plano distinto al de la belleza fortuita. Si Tobey hubiese entendido de verdad el zen jamás habría dado tanta importancia al azar, pero lo que hizo fue occidentalizar el pensamiento oriental adaptándolo al gusto contemporáneo.


Esta es la síntesis del planteamiento de Watts, planteamiento según el cual el orientalismo de la obra de Tobey solo puede calificarse de fraudulento. Ahora bien,¿podemos estar de acuerdo con esto? Frente a la tesis de Watts, es posible mostrar la irreprochable comprensión de la filosofía oriental de Tobey comparando su noción de nada con la de otro expresionista abstracto: Mark Rothko.

Rothko pensaba sus cuadros como dramas, pero no le interesaban las relaciones de color y forma, sólo se interesaba por expresar emociones humanas fundamentales. Este artista se alimentaba de fuentes como la Biblia, Platón, Nietzsche o La Rama Dorada de Frazer, que no hacían sino extender cierto pensamiento del trágico-religioso de la vida. Por eso, en él descubrimos un pensamiento de la nada muy occidental, que se aleja del camino tomado por Mark Tobey, mucho más influenciado por la aceptación del no-yo oriental y de la estética natural del wabi sabi.

En su obra Caminos a lo Absoluto John Golding se refiere a Mark Rothko de la siguiente forma:
La obra de Rothko es una de las mejores de la época moderna. Sin embargo, su suicidio en 1970, que estuvo rodeado de un ritual y una parafernalia propios de la tragedia griega, fue el resultado, en parte al menos, de que comprendiera que se estaba repitiendo con menor convicción, que, en efecto, había llegado a un punto muerto. Éste es un destino que se insinúa tempranamente en la carrera de Malévich, a pesar de que entonces la abstracción estaba en pañales y sus posibilidades todavía parecían infinitas. Posteriormente numerosos pintores abstractos se han enfrentado al problema de Rothko. Y Rothko pagó las consecuencias de ser un místico en una época caracterizada por su falta de fe.


Mark Rothko buscó de forma incansable la fusión de surrealismo y abstracción y consideró el arte como una ventana a un mundo desconocido que sólo podría ser explorado afirmándose en el riesgo de hacerlo. Apostó por lo que llamó “expresión sencilla del pensamiento complejo”, mediante el empleo de las grandes dimensiones, que funcionan como impacto de lo inequívoco, y de las formas planas, que destruyen la ilusión para revelar la verdad. En este sentido, es interesante ver como coincidirá con Tobey en la experiencia mística de la existencia, pero plasmando la subjetividad abstracta de su interior desde premisas totalmente diferentes.

En Rothko podemos observar como “estética y ascética conviven en una misma existencia radical” para así enlazarlas desde un punto de vista nihilista que Mark Tobey nunca llegó a compartir y con el cual se busca una negación completa de la existencia. Rothko no crea desde su interior, plasmando un canto propio como hizo Tobey, sino que, más allá del arte, quiso explorar su propia fragmentación.

Por ejemplo, en su famosa Capilla interioriza y comprende los modelos de la destrucción del principio de individualización en un espacio abierto a la nada, como si necesitase negar su espíritu para crear un espacio de revelación en el que se haría imprescindible sacrificar al dios.

Frente a todo eso, Mark Tobey partió de la nada concebida, no en términos dramáticos, sino como condición de posibilidad de todo ser, y de toda creación.

Hablando de su relación con la pintura Tobey desembocará en unos versos Tao:
Has de saber
que oculto por la técnica
está el espíritu, 
anoche, abre las cortinas
¡ahí esta!; entre el brillo
de la luz de la luna.
Del mismo modo, en la década de 1960 anota: “Creo que la pintura nos debe llegar por las avenidas de la meditación, no por los canales de la acción”.

Este artista ya no copia la naturaleza. Como en la obra Shadow Spirit of the forest (1961) encuentra lo abstracto en la naturaleza, encuentra el arte más profundo. En Oriente, estudiando el método del arte sumi con tinta china, pudo entender el impulso caligráfico que luego le permitió captar el tumulto de las grandes ciudades y las riadas humanas entrelazadas. El pintor asumirá que hubo críticos que lo censuraron por usar modelos orientales, pero aceptará esa influencia sin tapujos. Debemos encontrar un sitio en nuestro corazón para la esencia sutil pero poderosa que liga todas las cosas y hace que sean producto de sí mismas.

Termina recordando que:
Cuando el hombre cambia de lugar, las formas que ha creado le acompañan. Le acompañan y cambian de aspecto en el entorno nuevo. Esas formas aparecen en los cuadros, se reemplazan o se afirman según el ambiente que las rodea.


Como el agua, la nada creadora de las líneas blancas simboliza la unión que fluye a través de las cosas, afirma su espíritu, y renueva sus energías para conseguir una comprensión mejor de la vida.

martes, 20 de junio de 2017

5 PELÍCULAS DE TEMÁTICA LÉSBICA IMPRESCINDIBLES PARA ENTEDER EL AMOR.




Todavía a día de hoy es muy complejo encontrar películas protagonizadas por el amor entre dos mujeres y que no caigan en la temática de serie B, del telefilm o en la sexualidad desmedida que parece reclamar el público.


“(...) Denles caramelos a los bebés cuando se bañan. Para que aprendan que la hora del baño es dulce.” Con esta frase el director coreano Park Chan-Wook enlaza uno de los momentos más eróticos y preciosistas de su embaucadora película  The Handmaiden.



A continuación, os presentaré una lista de películas de temática lésbica que no retratan el amor entre mujeres de forma extremadamente sexual, pero que no rechazan la realidad de atracción física entre ellas.

  • 1     The Handmaiden (La Doncella) de Park Chan-Wook, 2016.


Esta película surcoreana está ambientada en la década de 1930, durante los años de colonización japonesa en Corea del Sur. Básicamente relata la historia de una joven de recursos económicos limitados (Sooke) que es contratada para ser la doncella de una rica y joven dama acomodada japonesa (Hideko) que vive recluida en su elegante mansión. (Aquí dejo mi crítica completa de la película)

El punto fuerte de esta película está en el tratamiento oriental que recibe, ya que está contada como un típico cuento oriental que recuerda en su estructura a la famosa película de culto Rashoomon. Primero nos mostrarán una perspectiva, para luego desmontarla y contar otra muy diferente. La relación entre ambas está tratada con una violenta delicadeza que no esconde nada de su intimidad pero que no cae en ningún momento en la hipersexualidad vulgar.



  • 2.     Carol de Todd Haynes, 2015 (Basada en una novela de Patricia Highsmith, creadora de Strangers in a Train).


En el New York de los años 50, Carol Aird  (Cate Blanchett) una mujer atrapada en un matrimonio a las puertas del abismo y la separación, conoce por casualidad a Therese Belivet (Rooney Mara) una introspectiva dependienta que sueña con una vida más emocionante y artística. La atracción entre ambas surge como un destello de luz casi inevitable que se irá desarrollando ante la visión de una sociedad burguesa y todavía muy retrógrada que no ve con buenos ojos las relaciones abiertamente homosexuales.

Todos estos factores, sumados a la diferencia de edad y de clase entre las dos mujeres crean un cóctel perfecto para el drama, pero que no cae en la tragedia en ningún momento. El director desenvuelve la historia con virtuosismo y casi de forma vaporosa con una estética brillante y unos diálogos  cargados de sentimiento.


  • 3.     La Vie d’Adèle- Chapters 1&2 (La Vida de Adèle) de  Abdellatif Kechiche, 2013 (Basada en la novela gráfica de Julie Maroh)


El punto fuerte de esta película no es tanto la labor del director al adaptar la historia, sino el papel de ambas actrices. Emma (Lèa Seydoux) y Adèle (Adèle Exarchopoulos) se enamoran la una de la otra en una de las etapas más convulsas de sus vidas, la juventud. Ese amor violento y carnal se prolonga hasta la edad adulta y deberán enfrentarse a la evolución de su propia vida y la dificultad de las relaciones vividas de forma tan intensa.

Fue  criticada por contener una escena de cama extremadamente larga, intensa y explícita. Es cierto que la escena podría ser tildada de fría, pero de cierta manera, se agradece una escena sexual entre mujeres sin tapujos.


  • 4.     Mädchen in Uniform (Muchachas de Uniforme) de  Leontine Sagan y Carl Froelich, 1931 (basa en la novela de Christa Winsloe)


Manuela es una joven enviada a un internado femenino tras la muerte de su madre y se enfrenta allí a las firmes y rígidas directrices de su directora que basa la educación en la férrea disciplina y el hambre. Manuela se ajustará a los problemas del internado gracias a la ayuda de la más joven de las maestras, Elizabeth Von Bernburg.

La película tiene dos méritos, por una parte es considerada la primera película lésbica de la historia del cine, y en segundo, cosechó gran éxito tanto en Europa como en Estados Unidos aunque con finales diferentes en los dos continentes.


  • 5.     Die Bitteren tränen der Petra von Kant (Las Amargas Lágrimas de Petra von Kant) de Rainer Werner Fassbinder, 1972.


Este intenso drama relata una curiosa historia protagonizada por Petra Von Kant, una diseñadora de moda recién separada de su marido y que vive con su secretaria (metafóricamente muda) Marlen, se enamora perdidamente de Karin, una joven a la que le promete ser modelo. Petra caerá en una profunda depresión y tendrá que enfrentarse a esta situación.

Es una película que se caracteriza por su intensidad dramática y por la representación del abandono y la desolación, sentimientos que no entienden ni de género ni de inclinación sexual.



Si os interesan las listas aquí os dejo la mía de clásicos del terror. 

lunes, 19 de junio de 2017

DISEÑO Y ARTE: LA PSICOLOGÍA DEL ESPACIO




A día de hoy resulta impensable separar el diseño del arte porque ambas se hermanan gracias al poder de la creatividad. Cuando nos cuestionamos qué es arte y qué no lo es hacemos inmersión en nuestro bagaje cultural y el de los demás para buscar una respuesta que nos satisfaga.



No vengo hoy a hablar de qué es arte, y qué no lo es. Pero reafirmaré que separar estos dos ámbitos es un error garrafal y una máxima que me resulta incuestionable dado el punto histórico en el que nos encontramos. 


Howard Gardner, reconocido psicólogo, investigador y profesor en Harvard, escribía en Arte, Mente y Cerebro (podéis encontrar la obra completa aquí) un amplísimo ensayo sobre la conducta creativa y la genialidad del sujeto artístico. Asume que esta característica procede de un talento innato y que la creatividad no es alcanzable ni desarrollable de forma artificial en una academia. No pretendía desmantelar el proceso de aprendizaje relacionado con las artes y la creación, sino advertir que la genialidad es un factor que no es aprendido, aunque sí perfeccionable mediante la técnica. En resumen, para Gardner, la labor artística procede de la personalidad sumada a la inteligencia. 

Diseño de Fernando Poggio.


La creatividad es un eje central, y así lo dice el diseñador y artista argentino Fernando Poggio:


El diseño es la capacidad de generar respuestas novedosas, explorar caminos divergentes, combinar los conocimientos y llegar resultados originales. Es muy importante la percepción, la intuición y sobre todo la sensibilidad.


Poggio trabaja con metal y aluminio, y aunque su especialidad principal está basada en el diseño industrial y de productos, él siente la necesidad de contar algo distinto, de ser original. Por eso trabaja creando objetos que tienen una función específica y que más allá de eso, cumplen una función estética basada en principios artísticos. Es un concepto del que habla también André Ricard, el famoso diseñador industrial catalán, quien sostiene que si el objeto tiene arte traspasa las barreras del uso, nada más y nada menos que otorgarle poesía a lo que nos rodea.


Lo curioso, es que se me ocurrió hablar de esto como se me ocurren el 90% de las cosas que hago y escribo, viendo NETFLIX. La plataforma ha producido recientemente la serie documental Abstract que trata del arte del diseño. En cada capítulo, exploran de forma brillante y didáctica cada una de las áreas del diseño actual de mano de un representante de la misma. El episodio tres de la serie, está dedicado al diseño de la escenografía y como no podía ser de otra forma la artista escogida para guiarnos por los secretos de su obra es la diseñadora Es Devlin.


Es Devlin era ya una vieja conocida mía por su trabajo con espectáculos de artistas pop como Miley Cyrus, Beyoncé o Kanye West. Siempre me atrajo casi de forma irremediable, su forma de tratar los temas que rodean las giras, canciones y personalidades de estos famosos personajes. Pero Es Devlin es sin duda mucho más. Para mí, representa a la perfección el aspecto de la genialidad del que habla Gardner y lo hace cogiendo un espacio para crear algo que llene un vacío. 

Espectáculo de Miley Cyrus. Escenografía de Es Devlin.



Creo firmemente que su simplismo, y a la vez su complejidad a la hora de enfrentarse a un proceso creativo es formidable. Y es que además de idear esas complejas estructuras de los escenarios de Beyoncé, crea materia metafórica que rodea conceptos culturales que por sí mismos, ya son obras de arte. Reinventa el espacio de obras teatrales tan conocidas como Macbeth, o Las Troyanas, recoge conceptos de nuestra cultura universal para convertirlos en obras nuevas per se.

Las Troyanas. Escenografía de Es Devlin.

En The Faith Healer, una obra teatral original de Brian Friel, recoge la esencia de los monólogos que conforman el guión y los acompaña con un ambiente centrado en la lluvia, el lodo y la desolación creando una profundidad inexistente y un aura de emoción para el espectador.


Lo curioso de Es Devlin, es que como ella misma afirma, no tiene ni idea de cómo funcionan técnicamente sus titánicos diseños, pero sí sabe cómo funcionan estéticamente, y eso es lo que la convierte en un genio del diseño, de la idea y la forma. 


Y es que ella afirma adentrarse en la psicología del espacio, el control de la luz y la oscuridad y a todo ello le da una forma estéticamente embaucadora.



lunes, 15 de mayo de 2017

The Final Girls.

A estas alturas de la historia considero que no debería estar escribiendo sobre esto, porque esto ya no debería ser un tema a debate, cuestionable, discutido y atacado. Debería ser ya una realidad social con la que todos y todas tendríamos que estar de acuerdo.  Hace unas horas, una mujer, como yo, me decía: “No me quiero comparar con gente que lo haya pasado mal, porque es que a todas las chicas que conozco le ha pasado, incluso a ti.” Es cierto, incluso a mí.  


Este mes, Caimán Cuadernos de Cine dedicaba su número 60 a las mujeres en el cine bajo el lema: “Ellas filman. Nosotros escribimos” y esto me viene al pelo para hablar de lo que quiero hablar hoy.
En la sección Gran Angular de dicha revista hacen un repaso de las mujeres directoras del siglo XXI nombrando en una lista a nada más y nada menos que a cincuenta mujeres que se dedican al complicado y masculinizado mundo del cine. En esta lista te puedes encontrar nombres como Rita Azevedo (A Vingança de Uma Mulher, 2012), Andrea Arnold (Fish Tank, 2009), Isa Campo (La Próxima Piel, 2016), Marina De Van (Dans ma peau, 2002), Jessica Hausner (Amour Fou, 2014) y por supuesto Lena Dunham creadora y protagonista de Girls y Sofia Coppola, directora de títulos centrados en el vacío, la soledad, el hedonismo y la frivolidad (para muestra tenemos dos grandes títulos: The Virgin Suicides del 1999 y Lost in Translation del 2003) Vaya, nada más y nada menos que cincuenta mujeres trabajando actualmente en la tarea de dirección cinematográfica, menudo lograzo.

Hay que poner atención a los porcentajes de académicos que Caimán muy amablemente nos facilita en este número. Sólo por poner ejemplos, daré datos (avalados por la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España). En dirección, donde nos encontramos ese lograzo del que hablaba antes, podemos hablar de un porcentaje de 13’90% de mujeres mientras que de un 86’10% de hombres; por otro lado, el porcentaje de mujeres que se dedican a la animación es de 20’60% mientras que un 79’40% lo ocupan los hombres. Sólo en diseño de vestuario encontramos un porcentaje mayor de mujer con un 66’70% mientras que los hombres ocupan un 33’30%, pero la cifra se torna en desconsuelo en las áreas de dirección de fotografía y en la de efectos especiales con una ocupación del 100% masculina en ambos casos. ¿Creemos en las casualidades?

En el caso del cine español, lo que tenemos más cercano, se puede hablar de la reivindicación femenina de las españolas cineastas de este milenio. Algunas de ellas son Carla Simón, Roser Aguilar, Juana Macías, Mar Coll o Elena Trapé. Son mujeres que se muestran al margen de cualquier victimismo, que hacen un cine arraigado en las raíces, sin complejos y que defienden la rotura de todo tipo de clichés estando al margen de cualquier estereotipo. Son obras que se desenvuelven como liberación personal y que se posicionan en un angular nuevo, un lugar desde el que se reivindican como mujeres pero también como cineastas. Ejemplo de ello es Verano 1993 de Carla Simón un ejemplo de historia de adaptación y de vuelta a la infancia. No todas las cineastas experimentan con las mismas temáticas y  de hecho, nos encontramos con un importante conjunto de cineastas que experimentan con lo que podemos llamar “documental creativo”, es decir, el funcionamiento de los mecanismos de la representación de lo “real”. Esta relación con la realidad busca siempre una óptica crítica pero sin renunciar a la poética o al estilo personal. Ejemplo de esta representación de lo real, son creadoras como Mia de Ribot, Carla Subirrana, Ana Pérez o Leire Apellaniz.

Todo esto sirve para comprender que las mujeres realizan cine heterogéneo de diferentes géneros y estilos. Lo que parece que es tan obvio, no lo es tanto sino se dice.


Coral Cruz explica de una forma lógica la existencia del techo de cristal en la industria cinematográfica con unos argumentos muy interesantes. De hecho, habla de la necesidad de superar límites que no están sólo fuera, sino que socialmente han calado tanto, que las propias mujeres no tienen la seguridad suficiente en sí mismas como para pensar en “historias grandes” y pone como ejemplo Un Monstruo Viene a Verme y en la que no haya un motivo por el cual no podría estar firmada por una mujer, ya que la historia original de la propia película está firmada por una mano femenina. El caso, es que estas obras de cine “más comercial” y que a menudo suelen ser encargos, se asocian a una mentalidad masculina, sin ninguna otra explicación que la de ser en sí mismo un prejuicio y un estigma social. Coral Cruz afirma que esto no es sólo un problema de género (que también) sino un problema de pluralidad.

Hay que dejar claro de qué hablamos cuando hablamos de cine. El cine es un claro centro de poder, no sólo ideológico sino también económico y por norma general cuanto más nos acercamos al poder más nos acercamos a la masculinización del mismo. Y es que una realidad es que el estigma que se da en la industria del cine, no es más que un reflejo de lo que ocurre en el día a día de la sociedad contemporánea.

Tenía razón esa mujer, a todas nos ha pasado. En los recientes años nos encontramos ante actos deliberados de machismo patrocinados por la causa más simple y que más problemas sociales ha causado, el odio. Generalizar siempre me ha parecido un error y no caeré en la generalización por mucho que odie.

Como ya he dicho, la generalización es odio y odiar es un error. No señalaré con mi dedo acusador a gente que no merece ser señalada pero he de decir que recientemente me he hecho muy amiga, casi hermana, de un hombre que tiene una virtud difícil de encontrar, la de escuchar a quien le habla desde el conocimiento, y absorber lo que le dice para mejorar, me duele en el alma cuando somos víctimas del machismo. Tanto él como yo, que a priori parecemos ser tan sumamente diferentes, sufrimos machismo (en grados diferentes obviamente) y eso es porque el machismo está en el aire. Se respira, se mastica y se adhiere a la piel. Él no se había percatado hasta que nivel estaba a nuestro alrededor hasta que comenzó a vivirlo conmigo.

¿Qué hacer? Lo que hay que hacer básicamente es explicar la situación desde un punto de vista objetivo y señalar los errores que se están cometiendo. El hecho de que ser mujer dificulte una carrera, sea en el área que sea, nos perjudica  a todos. Ya no sólo porque es injusto, sino porque implica una pérdida de tanto de talento como de capitales y recursos humanos.

Lo que buscamos, es trabajo en equipo y que tanto hombres como mujeres rememos juntos hacia un camino en el que las mujeres participen activamente, ya no sólo en el mundo y terreno de lo audiovisual, sino en todos los ámbitos laborales.

Hagamos cine, escribamos y enseñemos que no odiamos, que sólo reclamamos el respeto que es nuestro.